Capítulo 2. Primer día de clase.
Apenas había podido
dormir. Los nervios se habían apoderado de mí. Sería mi primer día de clase en
un instituto nuevo, en el que no conocía a nadie. ¿Cómo me recibirían? Tenía
que causar buena impresión… Pero… Joder… Las 7:30, suena el despertador. Me
levanto. Cojo el móvil, tenía un SMS, era de Xisca, una de mis amigas de la
ciudad. Me había escrito para desearme suerte. Le contesté rápidamente con un
simple: ‘Gracias, te quiero’. Me levanté y fui al servicio a lavarme la cara.
Volví a mi cuarto y me vestí. Unos vaqueros largos y una camiseta básica
blanca. De zapatos, unas convers. Quería ir simple. Llegué a la cocina y allí
estaba mi madre. Me había preparado el desayuno, aunque la verdad no tenía
hambre. Me bebí el vaso de leche y dejé las galletas encima de la mesa. Volví
al cuarto de baño para peinarme. Opté por dejarme el pelo suelto y rizado. Me
alisé el flequillo con la plancha y me pinté un poco la línea del ojo, como
normalmente hacía. Me colgué la mochila y salí fuera. Las 8:15. Era Mario el
que me llevaba hoy al instituto. Me monté en el coche, en el asiento del
copiloto. Estaba tensa, muy tensa. Cuando llegamos Mario me guiñó un ojo y me
dio un beso… Él era el mejor, pero de todas formas yo seguía igual de nerviosa.
Me bajé del coche y entré al recinto del instituto. Era un edificio bastante
pequeño en comparación con el de la ciudad. Todo el mundo me miraba, bajé la
mirada y me fui al tablón de anuncios para ver a qué aula tenía que ir. Busqué
mi nombre en la columna de 4ºA. Vale, mi aula era la número 6. Tercera planta.
Sonó el timbre y subí las escaleras. Llegué a la puerta de mi aula. Había unos
50 alumnos allí. Me llamaron y entré a clase con 19 compañeros más. Ahora
tocaba presentarme. Todos se conocían de otros años por lo que a mí me tocó el
marrón de ponerme ante todos y hablar un poco sobre mí. Dije mi nombre, mis
hobbies, y me describí un poco. Uff, que vergüenza. Finalmente me senté, casi
al final. Tenía a un lado a una muchacha llamada Ana y al otro lado a un chico
llamado Damián. La verdad es que era bastante guapo. No dije nada durante las 2
horas en las que la tutora nos estuvo hablando de los objetivos del nuevo
curso. De vez en cuando se rompía el silencio con algún comentario gracioso de
alguno de mis compañeros. La verdad es que se notaba que había un buen rollo en
clase. Eso molaba.
A las 11:30 sonó el
timbre. Acababa el primer día de clase. Por fin. Y sí, he dicho a las 11:30
pero simplemente porque hoy era el primer día. Volvía a casa andando, al igual
que muchos. Yo decidí hacerlo sola, no me quería pegar a ningún grupo de amigos
por no ser un estorbo, aunque finalmente vinieron hacia mí Ana y sus amigas.
Cris, Paloma, Noemí, Ángela y Miriam. La verdad es que eran muy simpáticas, intentaban
siempre hacerme formar parte de su conversación con preguntas. Yo ponía de mi
parte, aunque claro, me mostraba un poco tímida. Finalmente llegamos a la
entrada de mi calle. Ellas seguían hacia delante por lo que me despedí con un
simple hasta mañana.
Llegué a mi casa. Eran
las 12:15. Llegó el interrogatorio de mi madre al que solo respondí con un:
-Mamá, todo ha ido bien, la gente es muy simpática.-
Acto seguido me dirigí a
mi cuarto, solté la mochila y me conecté. No había nadie de interés. Miré su
perfil. El de Marcos, sí, mi ex. No
había indicios de que tuviera nueva novia. Miré sus fotos. Cada día más guapo,
cada día lo quería más, pero estábamos lejos, muy lejos. Y además, yo fui la
que decidí que lo dejáramos. No tenía por qué reprocharle nada.
Lo que quedaba de día
fue muy monótono y aburrido. Me pasé la tarde viendo la TV y finalmente cené y
me acosté. No sé por qué pero no tenía ganas de nada más. A la cama y a dormir.
Mañana será otro día. Sí, este fue mi primer día de clase.
No hay comentarios:
Publicar un comentario