viernes, 9 de diciembre de 2011


Capítulo 4: Amores espontáneos.

Hoy es sábado por la tarde. Me ha llamado Damián, quiere que salgamos juntos a dar un paseo. Últimamente ha estado muy cercano a mí, mis amigas dicen que le gusto, a ver, quiero olvidarme de Marcos como sea, y bueno, Damián me gusta, me gusta bastante, pero sé que él a mi sólo me quiere para un rollo, nada serio. De todas formas yo estoy un poco inquieta, ¿qué haremos? Dice que viene a recogerme a la plaza que hay al final de mi calle. Genial. Así mi madre no me podrá tener controlada. Pero ahora tengo otro problema. ¿Qué ropa me pongo? Siempre lo mismo. Tengo que ir a comprarme ropa YA. Finalmente me decidí por unos pantalones cortos vaqueros altos. Hacía bastante calor y de arriba me puse una camiseta de ‘I Italia’ chulísima que me había regalado Mario. Me puse unas sandalias y me fui a peinar. Me recogí dos trenzas, el flequillo como de costumbre y me pinté los ojos. Me fui a despedirme de mi madre diciéndole que había quedado con Ana. Se lo tragó. De todas formas ya había hablado con ella. Ana iba a salir con su novio, por lo que le diría a su madre que iba a dar un paseo conmigo. Vale, estaba todo planeado. Nada podía salir mal, A las 6 estaba yo ya en la plaza. Llegó Damián. Uff.. Me empecé a poner nerviosa. Me dijo que iríamos a dar un paseo. Llevaba una mochila con agua y comida, por si nos daba hambre. Salimos del pueblo y nos metimos en el campo, nos sentamos bajo un árbol y decidimos comer algo. Estuvimos hablando y la verdad es que me reí mucho, no conocía esa faceta de él. De repente me cogió y me abrazó, me abrazó muy fuerte. Me hizo sentir parte de él. No sé por qué pero me encantó, no quería que me soltara y él parece que tampoco. Unos instantes después me soltó… Nos quedamos separados por unos milímetros y me miró a los ojos. Yo quería besarlo, era lo único que me apetecía, sentía su respiración cerca, muy cerca, mi corazón palpitaba cada vez más deprisa, las manos me empezaban a sudar, él se acercó aún más a mí, me besó la mejilla y después continuó hasta la boca. Sus labios contra los míos. No podía creérmelo. Ese beso me hizo olvidar a Marcos, hacerlo formar parte de mi pasado. Después se separó un poco y me dijo:
-Me gustas, Carla.
Yo me puse roja, no sabía qué decir.
Me volvió a besar y me abrazó. Es entonces cuando en medio de mi confusión interior decidí irme. Le dije que tenía prisa y ni siquiera lo esperé. Corrí hasta el pueblo sonriendo, no me lo podía creer… Llegué a casa y me encerré en mi cuarto, le mandé un SMS a Ana diciéndole que ya estaba en casa, y de paso le conté lo sucedido. Ella ya estaba de vuelta para la suya, se emocionó mucho y me preguntó todos los detalles. Finalmente, solté el móvil y cerré los ojos. Pensé en todo lo sucedido, en el beso, en los abrazos, pensé en Damián y finalmente me quedé dormida. Me despertaron las voces de mi madre llamándome para comer. Pizza. Acabé rápido. Estaba tan feliz que no tenía hambre. Me duché con la música a todo volumen y finalmente me fui a mi cuarto a ver la TV. De repente llegó Mario, él siempre se da cuenta de cómo estoy. Vino y se tumbó en la cama conmigo, me preguntó que qué había pasado para estar tan feliz. Siempre se lo cuento todo, pero no sé, esta vez me daba vergüenza, tal vez no le gustase Damián por lo que solo le dije:
-Nada Mario, simplemente hay un nuevo chico.
Lo miré y le sonreí, él se dio cuenta de que no le iba a decir quien por lo que simplemente me dijo:
-Me alegro
Me sonrió y me dio un abrazo. Acto seguido salió de mi habitación. De verdad, tengo el mejor hermano mayor del mundo. A eso de las 00:30 estaba ya harta por lo que decidí irme a dormir. Es justo entonces cuando suena mi móvil. Un SMS:
‘Que duermas bien preciosa. No se me olvida esta tarde. Me gustas (L)
Damián.’
Bua, una sonrisa inmensa se me dibujó en la cara. Puse el móvil en silencio, cerré los ojos y me quedé dormida tras la que yo diría la mejor tarde desde que llegué al pueblo. 

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