Capítulo 8. Una noche diferente.
La música estaba a todo volumen y
empezamos a bailar y a bailar como locas.
Cada vez llegaba más gente, gente a la que solo conocía de vista, pero
molaba. Cuanta más gente menos atención te prestan. Había alcohol por lo que al
poco tiempo estábamos todos muy contentos. La verdad, es que a mí el alcohol no
es algo que me guste mucho, prefiero la Coca-Cola pero por una noche no pasaría
nada. Ana se marchó con su novio, igual que hicieron todas. Yo me quedé sola
bailando y me empezaba a aburrir. ¿Por qué no podía yo tener también novio? De
repente se me acercó Juan. Estuvimos un rato bailando y hablando. Los dos
estábamos con el puntillo por lo que por cualquier tontería nos tronchábamos de
risa. A veces nos acercábamos demasiado, hubo un momento en el que estuvo a
punto de besarme, pero entonces decidí ir al servicio.
-Carla: Juan, ¿dónde está el cuarto de
baño?
-Juan: Al fondo a la derecha.
Me eché un poco de agua en la cara
para despejarme y luego me volví a pintar los ojos. Me quedé pensativa y salí
con mucha energía. Me planté delante de Juan y lo besé. Esta era mi noche, no iba
a desperdiciar mi oportunidad. Así estuvimos un rato de tontería, entre beso y beso
hasta que me cogió de la mano y subimos las escaleras. Me llevó a su cuarto.
Ahora estábamos los dos solos. Nos tumbamos en la cama y seguimos. Besos y más
besos. De repente él empezó a querer más y más. Quería quitarme la falda. Pero
no, ya no cedería tanto por lo que negué con la cabeza. De repente me sonó el
móvil. Era Noe, quería saber donde estaba, que ya se iban. Miré el reloj, eran
las 3. Por lo que le dije que me esperaran en la puerta que ya salía. Me
despedí de Juan con un beso y me fui. Allí estaban ellas y de repente me llegó
el interrogatorio. Se lo resumí en un: Me he liado con Juan, pero no hemos
llegado a más.
Empezaron a gritar, a reír y a
abrazarme.
Noe: ¿En serio? ¡Qué fuerte!
Paloma: Hacéis buena pareja…
Cris: ¿Bueno y qué? ¿Sois novios o
no?
Carla: Por dios, no me agobiéis
jajaja No, no somos novios, ni lo seremos, solo amigos, solo ha sido un rato,
besos y ya está…
Yo sonreía aunque no dejaba de
pensar en lo que había pasado. Y sí, mi presentimiento se había cumplido. Esta
había sido una noche diferente, genial. Tal vez me ayudara a olvidarme de
Damián, pero no, eso no podría ser. Serían demasiados olvidos en poco tiempo.
Primero olvidarme de Marcos, después de Damián… No, la distancia y el tiempo
consiguieron olvidar a Marcos con ayuda de Damián, pero el clavo de Damián es muy
difícil de sacar, Juan no es suficiente.
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